Pozo Airón

Si es verano, mejor si elijes un día fresco, o hacerlo de mañanita o atardecer. Saliendo por el arco que hay en la plaza, de frente y siempre siguiendo el camino más ancho. Un kilómetro –andando o en coche–, y 30 minutos andando desde donde tienes que dejar el coche. El camino te lleva al pozo, –no hay pérdida–, y después de pasar varios antiguos molinos de temporada, llegas al pozo Airón. Cuando lo estás viendo a tu izquierda, un sendero que sale al lado de una roca te lleva al pié de la cascada y te puedes meter en la cueva que ha erosionado el aire, detrás del agua si el arroyo la trae. En principio no hay peligro alguno, pero las piedras ya casi en el mismo pozo son muy resbaladizas, y un resbalón inoportuno puede dejar mal recuerdo: no olvides, en lo de resbalar o tropezar,  que estás en las Arribes. 



  Cuando dejes el pozo, puedes seguir por el sendero hasta una pequeña explanada desde la que se ve marchar cansino al padre Duero. Es un mirador diferente, es la naturaleza plena. Si vas de mañana --otoño o primavera--, te sorprenderá el bosque multicolor. Si es de tarde, el reflejo del sol sobre el río.  Es uno de esos pocos rincones que quedan más o menos naturales. Se puede cruzar un zorro, ver de lejos algún jabalí, escapar a una jineta, volar la abubilla... buitres, alimoches... lagartos tomando el sol, galápagos en el arroyo... cada uno a lo suyo. Unas flores similares a las rosas, aterciopeladas y hojas carnosas y llamativas... verlas, pero no olerlas. Son peonias, y son alergénicas: se suele poner la nariz como un tomate. El camino no ofrece dificultad salvo los últimos metros al llegar a la cueva del pozo, y sin pérdida si no te sales de él, aunque no esté señalizado. Es posible que en el pueblo alguien te diga que si has ido al pozo de la Botarata. Es el Airón. Pero como todos los pueblos tienen leyendas, la Botarata –hija de un señor apodado Botarate, y es que en el pueblo todos tienen apodo– se despeñó en él por un amor imposible... en el contexto de los primeros años de postguerra y en el que se mezclan, también, las ideas políticas de la Guerra Civil.

El pozo Airón es una joya casi desconocida, excepto para los del pueblo. La gente es atraída por el pozo de los Humos que hace de efecto llamada, pero los del pueblo van a pasear a la ermita o al pozo Airón, y por algo será.